Finalmente Armando Regusci es reconocido por su auto de aire comprimido.
A fines de la década de 1950 fabricó una motocicleta que funcionaba con aire. Más adelante perfeccionó el invento y desarrolló proyectos para automóviles o generadores.
Desde ese tiempo hasta la actualidad, su bitácora señala una búsqueda incansable de inversores. Vive en Maldonado y desde allí dispara iniciativas, proyectos y cuestionamientos a las políticas energéticas de Uruguay y el mundo entero.
En su página web, Regusci muestra fotografías y videos de sus vehículos. Se puede observar una prueba de resistencia para una moto en el velódromo municipal de Montevideo que fue monitoreada por un técnico del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU).
Allí va Regusci montado en el vehículo que lleva unos tanques muy cerca del piso. «Son los mismos tanques que se utilizan para el buceo, tienen la misma presión que los de gas natural comprimido que en Argentina utilizan cuatro millones de vehículos», dijo. La carga de esos tanques se hace mediante compresores convencionales.
El inventor uruguayo tuvo algunas oportunidades, su invento lo llevó a destinos tan distintos como Sudáfrica, Estados Unidos o Emiratos Árabes, pero nunca logró el financiamiento definitivo para industrializar su proyecto.
En sus relatos abundan las teorías conspirativas. La «mafia» del petróleo y sus complots, los boicots internacionales a sus proyectos y hasta la persecución de figuras tan poderosas como el expresidente de Estados Unidos, George Bush hijo.
Regusci fue recibido por la Comisión de Industrias de Diputados en el año 2012. Allí narró su historia y confirmó que le habían ofrecido US$ 2 millones para «tapar con plata o tierra» su invención.
Apoyo.
Ahora Regusci consiguió fondos frescos de la estatal Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
Regusci busca instalar un nuevo motor en un prototipo de automóvil, lo que le permitiría mostrar el invento y así conseguir capital para responder a una primera demanda de 45 coches.
El proyecto, que incluye la incorporación de diferencial y embriague, cuesta unos US$ 15.000 y en la ANII le otorgaron US$ 10.500 pero le faltan US$ 4.500 para poder realizar la instalación del motor.
Con sus reducidos ingresos como jubilado no puede pagar esa cifra. Por eso comenzó a vender acciones de su empresa, Regusci Club Air Company. En esta ocasión venderá 45 acciones a US$ 100 cada una. Todavía no pudo colocar ninguna.
Regusci estima que el vehículo podría salir al mercado a un precio de US$ 15.000. «Se trata de un auto que gas- ta diez veces menos que un vehículo convencional, no utiliza petróleo, toda la energía es nacional», aseguró el inventor.
Además, el auto de Regusci tendría tanta potencia como los vehículos que funcionan con petróleo, según el ingeniero.